rafagl86
- EL SEMIDESIERTO DE LAS BARDENAS REALES -
Llevo tiempo sin hacer alguna publicación en el Blog...he estado bastante parado estos últimos meses y ya iba siendo hora de refrescar.
Fue una escapada de estas fugaces a las Bardenas Reales, lugar al cual tenía especial interés desde hace bastante tiempo...eso sí... el desierto de las Bardenas no me defraudó, un paisaje semidesértico de 42.500 hectáreas que impacta y sorprende y que hace que parezca que estamos en Arizona o Utah más que en nuestro país. Se sitúa en la depresión del Ebro, lo que hace que su clima sea continental y seco con pocas lluvias, aunque haberlas, las hay, y se dan sobre todo en primavera y otoño. Las temperaturas van de las muy cálidas en verano, por encima de 30 grados, a las bajo cero en invierno.
Una de sus principales características es el viento del cierzo: frío, seco y con fuerza. Y este viento junto con otros agentes erosivos, actuando sobre sus terrenos arcillosos y areniscos durante miles de años, han dado lugar a las formaciones tan fotogénicas de las Bardenas: mesetas, cerros, barrancos…
En el mes de septiembre de 2015 un set de rodaje de la serie Juego de Tronos se estableció en Valtierra, Navarra, para grabar algunas escenas para los capítulos 1 y 6 de la sexta temporada en el Parque Natural de Bardenas Reales. No era la primera vez que elegían España para sus localizaciones. No obstante, este impresionante marco natural ha sido menos reconocido por los seguidores de la serie que otros escenarios tanto españoles como internacionales.
Tras comprobar el pronóstico para ese fin de semana y teniendo en mente la planificación, cargué trípode, cámara y dirección a las Bardenas. El objetivo era poder tomar fotografías tanto del atardecer y amanecer (lo que supondría hacer noche allí), como de fotografiar la vía láctea como veis en la imagen, la cual no se posicionó en el encuadre pasando las 2:00.
No fui el único que pasó la noche allí, una pareja de fotógrafos franceses en sus vacaciones por España, tenía también esta localización en mente. Además de un pequeño zorro que me acompaño, mientras preparaba la cena se acercó y estuvo comiendo conmigo, el cual ya no se despegó en toda la noche. Ratos de risas y larga espera aguantando el fuerte viento del cierzo que azotaba a 20 y 30 km/h, pero el resultado de esta aventura bien mereció la pena creo...
